Por Álvaro Heinzen
Tuve la oportunidad de asistir con otros colegas del conglomerado al Foro de Innovación de las Américas (FIA).
Luego de tres intensos días de actividad salí con la sensación de ser parte de algo grande que está tomando forma: un Uruguay con vocación innovadora que apuesta realmente a la inteligencia para resolver sus problemas. Si bien es algo que escuchamos asiduamente, es ahora cuando se comienzan a visualizar los resultados, en forma de presupuestos, programas, acciones concretas.
Los temas fueron variados y tocaron muchos puntos de la agenda de innovación de nuestro país: energía, educación, alfabetización digital, investigación, ciencias básicas, políticas públicas y algo no habitual en este tipo de foros: las posibilidades que brinda la innovación como herramienta de inclusión. Con una mirada abierta, valiente e inclusiva los actores de las principales líneas de trabajo presentaron sus visiones, sus obstáculos, sus progresos y mostraron su filosofía de trabajo.
Asistiendo a las diferentes ponencias pudimos tomar conciencia que el entorno para el diseño se va haciendo cada vez más favorable; un país que apuesta a la innovación apuesta al diseño. Aunque aún no lo visualice.
Así, pudimos ver la infinidad de posibilidades que se abren al diseño para incidir en la conformación de una sociedad más innovadora y más humana. En este entorno se comprende claramente la clásica definición que refiere al diseño como herramienta para mejorar la calidad de vida.
Pero también fue claro que si bien se identifican las necesidades de intervención en diversos ámbitos, el diseño tal y como lo percibimos nosotros, los profesionales, no es parte de la generalidad de los discursos.
Pocos actores identifican al diseño como una disciplina a la cual recurrir para solucionar problemas.
Más de una vez sentimos que se hacía mención al diseño, que lo que se necesitaba era diseño pero que quien estaba hablando no tenía la conciencia de ello.
Al terminar el Foro nos quedó la sensación de que tenemos posibilidades de incidir profundamente en el futuro. Pero también, nos quedó claro que de nosotros depende el instalar el tema, el ser capaces de mostrarle a nuestra sociedad que existe una disciplina que puede aportar mucho a esta transformación. Por eso es imperioso que la comunidad de diseño asuma que, si quiere tener un rol en este futuro tiene que empezar a ocupar su lugar en la sociedad, participando, incidiendo, más allá de nuestro ejercicio profesional.
Y para ello es vital conformar una institución que nos nuclee, nos de voz y nos represente. Tenemos que darle a la sociedad un interlocutor con quien hablar, los actores sociales no pueden hablar con diez, quince o veinte estudios, necesitan un actor social, un par con quien relacionarse. Pero además tenemos que asumir que para que eso suceda es fundamental construir acuerdos que nos permitan elaborar un discurso que nos represente. Esta discusión también necesita un espacio donde pueda desarrollarse y llegar a un destino.
Por eso cuando los colegas se preguntan por los servicios que brindará esta institución y preguntan por el valor que van a recibir por la cuota yo vuelvo a lo esencial: vamos a necesitar servicios para que los socios vean beneficios, pero antes necesitamos existir para nuestra sociedad. Si no asumimos esto, de poca utilidad van a ser los beneficios que se ofrezcan, porque el diseño seguirá siendo el gran ausente de los discursos y de la vida cotidiana.
Si damos ese paso de madurez como colectivo, el de asumir que tenemos que generar un discurso que nos trascienda como individuos y nos posicione como un interlocutor válido para la sociedad lograremos poner al diseño en otro lugar. Recién ahí será lógico que no nos preguntemos más por el valor de la cuota y nos transformemos en los responsables de generar acciones efectivas, que logren modificar la realidad del diseño al tiempo que incidimos en la mejora la calidad de vida de nuestra sociedad y en la competitividad de nuestros productos.
Lo pienso una y otra vez: creo que el principal servicio que una institución de este tipo puede darnos hoy es empezar a existir, que institucionalizarnos hoy es innovarnos: y en esa construcción estamos.
Alvaro Heinzen
*Álvaro Heinzen: es Diseñador Industrial del CDI, desde 1993 se desempeña en tareas de diseño, dirección de arte, consultoría y gestión de proyectos de la empresa Kairos & Cronos, también ha participado en diversos foros, charlas y seminarios sobre la profesión. Es miembro integrante del GGC.