Por Yamila Garab para el suplemento ARQ del diario Clarín (Argentina).
18 de Mayo de 2010
Al mismo tiempo que los presidentes de América Latina se reunían para la cumbre de Unasur, dos semanas atrás, en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD) se celebró el Encuentro Internacional de Políticas Públicas & Diseño, organizado por la Asociación Civil Creatividad Etica, la Universidad Nacional de Colombia y el mismo CMD. Fueron dos días de compartir las experiencias y expectativas comunes.
Fue fácil encontrar coincidencias. En nombre de una de las entidades convocantes, Carlos Rico, especialista colombiano en políticas públicas, anunció que en ese país se presentó al Ministerio de Industria una propuesta de Sistema Nacional de Diseño, y que entre sus conceptos principales, propone un cambio radical en la formación de diseñadores, incorporando la dimensión empresarial. Asimismo, por la Asociación de Diseñadores Profesionales del Paraguay, Víctor López Moreira propuso brindar a los diseñadores una mejor formación en gestión y administración. “Necesitan poder generar sus propios emprendimientos, pero también poder trabajar como consultores de empresas, no sólo como creativos”, aseguró.
El DI uruguayo Gastón Rodríguez Lepera contó la experiencia del programa gubernamental de Competitividad de Conglomerados y Cadenas Productivas, que promueve y financia acciones concretas con la mira puesta sobre todo en el comercio exterior, incluyendo a empresas de diseño. Explicó que la política del Cluster de Diseño (auspiciante del Encuentro) en ese ámbito público-privado consiste en “no actuar como un grupo de presión sectorial, sino aportar a la competitividad de todos los sectores”.
También con la mira en el comercio exterior, la mexicana Noemí Pizano Olvera, del Consejo Promotor de Innovación y Diseño del estado de Jalisco, contó su proyecto de impulsar allí el “turismo de diseño”, y de la capacitación que ya se le está brindando a los diseñadores para que puedan enfrentar la demanda del mercado europeo o global. “Si no, la participación en salones internacionales no va a redundar en negocios concretos”.
En cambio, el DI chileno Felipe Aballay Miranda, de Creatividad Etica, prefirió mirar hacia el “país profundo”: contó las distintas acciones que llevan a cabo junto con ONGs como Un techo para Chile para dar respuestas desde el diseño a necesidades concretas, como la accesibilidad al agua potable, o el apoyo a comunidades que producen bienes fuera de la economía formal, aportando conceptos de producción en serie y packaging.
En la misma tónica, la titular de la carrera de diseño industrial en la Universidad Nacional de Misiones, María Sánchez, contó la experiencia de Ñandeva, un programa trinacional (Argentina-Brasil-Paraguay) para aportar valor agregado a la artesanía, como una forma de “trascender los límites geopolíticos y rescatar la identidad regional”. También habló de la importancia de trabajar con “lo que hay”, que en el caso del Nordeste es la industria forestal, y contó sus experiencias de colaboración académico con el Parque Tecnológico Itaipú.
En tanto, Raquel Ariza, directora del Programa de Diseño del INTI, planteó la inserción del diseño en planes estatales que no suelen tener visibilidad (¿mediática?), como el equipamiento escolar o sanitario; mientras que Anabella Rondina, coordinadora general del CMD, propuso impulsar en Barracas un “distrito del diseño”, como el “tecnológico” que ya funciona en Parque Patricios.
El Encuentro finalizó con un debate abierto y la elaboración de un Acta Acuerdo regional para impulsar políticas comunes; una tarea que todavía continúa.